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DONOSTIA

Donostia es una ciudad acostumbrada a los tópicos, la mayoría cursis pero que no dejan de merecer: La Bella Easo, la Perla del Océano, Marco Incomparable… lo que es innegable es que San Sebastián es nuestra más hermosa ciudad (a Biarritz le faltaría Igeldo entre otras cosas) y también una de las más bonitas de toda Europa. Y, si la propia ciudad es perfectamente comparable a cualquier otra, qué decir del conjunto que forma con la bahía o de las maravillosas vistas desde Igeldo…

UN POCO DE HISTORIA

Ya existía en la antigüedad un poblado marinero en las faldas del monte Urgull, llamado por aquel entonces Izurun y que en tiempos de los romanos vuelve a aparecer con el nombre de Easo, y hay que decir que por aquel entonces también existía un núcleo de agricultores en torno al Antiguo. Aquí es donde se encontraba la ermita dedicada a San Sebastián, al abogado contra las epidemias, y desde aquí es desde donde se extendió el nombre que más tarde tomaría la ciudad. Ya en el siglo XI Sancho el Sabio le otorgó el Fuero de Villa.

Como consecuencia de la venida de pobladores gascones (que pronto dejarían su huella en la toponimia local) se fortalecieron el comercio y la pesca, ya que su puerto se convirtió en el más importante del Cantábrico, y en cuanto a sus pescadores hay que decir que llegaron hasta Terranova en busca de ballenas. Además de todo ello, su propia situación estratégica acabó convirtiéndola en fortaleza. Por tanto, tuvo que sufrir diversos asedios, aunque su mayor problema hayan sido en realidad los incendios, que trajeron la destrucción de la ciudad hasta 12 veces entre el siglo XIII y 1813.

La crisis del puerto de Donostia comenzó con el auge del de Bilbao, y su final coincidió con el surgimiento de la Compañía Guipuzcoana de Caracas. Más tarde, en la era napoleónica, la ciudad quedó en manos de los franceses, hasta que en 1813 ingleses, portugueses y españoles dieron fuego a la ciudad con el único fin de echar a aquellos. Sería reconstruida en tiempos de Isabel II, desde 1854 con el estatus de capital de Gipuzkoa, y de esta manera se tiraron las murallas y comenzó la construcción de la nueva ciudad.

El ponerse del lado de los liberales en las Guerras Carlistas le trajo así mismo tener que sufrir varios asedios más, pero, por otra parte, la reina Isabel II comenzó en Donostia la moda del veraneo (luego le sucedería en ello María Cristina), que atrajo tanto a la burguesía como al turismo. Por ello, durante todo el siglo XX y todavía hoy en día, San Sebastián ha constituido el descanso preferido del turismo de elite (sobre todo en tiempos de la Belle-Époque), y por ella han pasado desde reyes a presidentes y cantidad de famosos.

LA PARTE VIEJA

Hay que decir que esta parte vieja no es en realidad tan vieja, ya que fue reconstruida en 1813 (dos de las casas más antiguas de la ciudad son los números 42 y 44 de la calle 31 de Agosto), y su cualidad más representativa es el ambiente callejero ayudado por la concentración de bares y tiendas.

El corazón de la Parte Vieja lo constituye la Plaza de la Constitución, de 1722; antiguo coso taurino (ahí siguen a la vista las balconadas numeradas), aquí es donde se encuentra la biblioteca municipal (ayuntamiento hasta 1847) con su escalera de mármol, el escudo de la ciudad y el reloj que marca el principio de la fiesta de San Sebastián.

Dos calles en dirección al puerto y llegamos a la Calle Mayor, donde entre otros edificios destaca la basílica barroca de Santa María, del siglo XVIII, con su Virgen del Coro, que es la Patrona de la ciudad. De origen románico, contiene partes góticas del siglo XVI. La parte frontal tiene aspecto de retablo, al estilo de las iglesias coloniales de América (fue sufragada por la Compañía de Caracas). En su interior, además de una bóveda gótica de crucería, nos ofrece sendos altares churriguerescos (El Consulado), barroco (San Pedro) y neoclásico (La Soledad).

En el altar mayor aparecen las imágenes de la Virgen del Coro y del propio San Sebastián, y en el coro de piedra de sillería es de destacar el órgano del siglo XIX. Por la parte izquierda de la iglesia, en la misma calle 31 de Agosto, tenemos la iglesia de San Vicente (gótica del siglo XVI), la más antigua de la ciudad, con un altar mayor de estilo renacentista. Horario de visitas: de 10 a 12 y de 16:30 a 19 horas.

Al final de la calle y a la izquierda de la plaza de Zuloaga encontramos el Museo San Telmo, antigua casa cural renacentista (siglo XVI) de los dominicos. En cuanto a la arquitectura, destacan el claustro y el gran fresco de José Mª Sert, y, en cuanto a la exposición, debemos subrayar la colección de estelas discoidales y la sala de Ignacio Zuloaga, abierto de martes a sábado de 10 a 13:30 y de 16 a 20 (también domingos por la mañana).

EL PUERTO Y EL MONTE URGULL

Tras pasear por la Parte Vieja, podemos volver al puerto y andar a lo largo de su muelle entre las coloridas chalupas y barcos a un lado y las bonitas casas arrantzales y los restaurantes de sabor marinero al otro. Fijaos por ejemplo en la estatua y placa en homenaje al pescador "Aitamari", que perdió su vida para salvar la de otros en 1866.

Al final del muelle encontramos el famoso Aquarium o Museo Oceanográfico, que nos ofrecerá, por una parte, docenas de especies marinas diferentes para disfrutar y, por otra, amplia información sobre la estrecha relación entre los vascos y el mar. El esqueleto de la última ballena atrapada en esta costa queda así mismo espectacular. Desde que lo remodelaron, el horario también se ha ampliado y lo encontraremos abierto todos los días entre las 10 y las 20 horas. La entrada para mayores cuesta 6,6 € El Museo del Mar, sito en el nº 24, exhibe diversos utensilios relacionados con la industria y arquitectura marinera y se encuentra abierto de martes a sábados (y domingos por la mañana) de 10 a 13:30 y de 16 a 19:30 horas, 20:30 en verano. La entrada es gratuita.

Las vistas desde este privilegiado entorno son maravillosas, con la ciudad y la playa de la Concha a nuestra izquierda, la isla de Santa Clara en el centro con el monte Igeldo detrás suyo y todo ello rodeado de agua por todos los lados. Por último, entre junio y septiembre, desde el mismo muelle de los pescadores sale el barco turístico hacia la isla. En ésta no hay más construcción que el faro y el pequeño muelle, pero la corta excursión sobre las aguas merece realmente la pena. Cerca del Aquarium tenemos el camino llamado Subida al Castillo, este es, el mismo que nos llevará a pie hasta el monte-parque de Urgull. Se trata de un bonito paseo, y en la cima, además de la Fortaleza de la Mota (lo que queda de ella) y la impresionante estatua del Sagrado Corazón, contemplaremos otra preciosa panorámica de la ciudad. Ahora, si bajamos por el mismo u otro camino al muelle o a San Telmo, terminaremos rodeando el monte a lo largo del Paseo Nuevo, justo encima del mar.

EL ENSANCHE DE KORTAZAR

La Alameda del Bulevar, convertida en precioso paseo, es la que divide la Parte Vieja y la ciudad moderna, y en su comienzo encontramos los Jardines de Alderdi Eder, de nombre bien significativo, Zona Hermosa. En medio de los mismos encontramos un antiguo casino y actual Ayuntamiento, construido en 1882 y que se ha convertido en una de las edificaciones más destacadas de toda la ciudad. Al final del Bulevar nos toparemos con el río Urumea y con sus famosos puentes, cada cual más espectacular. El que tenemos ahora mismo delante es el de Zurriola o Kursaal, cuyos elementos más distintivos son las farolas modernistas. En este mismo lugar, se sitúan así mismo el famoso Hotel María Cristina donde se hospedan todas las estrellas del Festival de Cine, la Oficina de Turismo, y hasta el propio Teatro Victoria Eugenia. La fachada de este último, de 1909, es de estilo renacentista pero contiene elementos platerescos.

Junto al Teatro dejaremos atrás el Urumea y nos adentraremos en la ciudad moderna para llegar a la que es su corazón, la Plaza de Gipuzkoa. En esta pequeña plaza, y en torno a un pequeño estanque con patos, veremos un curioso reloj florido y un pequeño templo que representa la bóveda celeste.

A un lado de la plaza se halla el Palacio de la Diputación, de fachada neoclásica y coronada por las estatuas de los viajeros y marineros guipuzcoanos Urdaneta, Elkano, Okendo, Lezo y Legazpi. Merece la pena pasear por las calles adyacentes a la plaza con la vista puesta en las curiosidades y pequeños detalles de las diversas casas y edificios que con tanto lujo han sido adornados.

Tras ello, podemos volver al Urumea y divisar de cerca sus otros dos puentes: el de Santa Catalina (el único en cientos de años, reconstruido en piedra en 1870 al estilo neoclásico) y el de María Cristina, inspirado en el puente Alejandro III de París, realizado en 1904 y que muestra cuatro espectaculares obeliscos en los cuales se asienta un conjunto escultural.

Siguiendo entre calles llegamos enseguida a la Plaza del Buen Pastor, con su catedral neogótica de 1897. Si desde su fachada tomáis la calle Loiola en dirección a Alderdi Eder, podréis contemplar a lo lejos (si el tráfico y el gentío no lo impiden) la iglesia de Santa María de la Parte Vieja. En dirección a ella atravesaremos la Avenida de la Libertad, la que podríamos tomar como calle comercial por antonomasia de la ciudad.

EL PASEO DE LA CONCHA

La bahía de la Concha es lo más bonito, atrayente, y una razón más que evidente para visitar la ciudad. Para contemplarla en su conjunto, el lugar más idóneo puede que sea la Plaza Cervantes, en la esquina en la que se topan la Avenida de la Libertad y la Calle Urbieta: el monte Urgull con su gigantesco Sagrado Corazón a la derecha, todavía mucho más a la derecha pero mucho más cerca el propio Ayuntamiento, la isla de Santa Clara y el ancho océano enfrente y el monte Igeldo un poco más a la izquierda. Sin duda, un conjunto realmente maravilloso.

Sobre la playa más conocida y encantadora de todo el País Vasco (junto con la de Biarritz) y a lo largo del encantador paseo que lo bordea, encontramos la barandilla blanca y los tamarindos que en tantas miles de fotos y postales hemos visto y que constituyen uno de los elementos más diferenciadores de San Sebastián. Además, si seguimos hacia Ondarreta, veremos los Relojes, esto es, ese par de curiosas columnas que además dan la hora, y, por último, la escultura de Txillida de nombre "Homenaje a Fleming".

No os olvidéis de mirar a la izquierda de vez en cuando, mientras dais este paseo, a las casas "de los ricos" de Miraconcha, e imaginaos qué clase de casa puede tener alguien que todos los días al levantarse tiene la oportunidad de contemplar el paraíso de la Concha... De esta manera llegaremos al que puede ser el lugar más privilegiado de la ciudad: el pequeño cabo que divide las playas de Ondarreta y la Concha y que sobre él sitúa al Palacio de Miramar, construido en estilo inglés para la reina María Cristina y hoy en día sede de importantes actos culturales. Sus jardines, abiertos de día, constituyen uno de los mejores miradores de toda la ciudad.
También los propios jardines de la "aristocrática" Playa de Ondarreta tienen su encanto, junto con sus esculturas de la propia María Cristina y la llamada "Zeharki". Para finalizar, y en el punto más alejado del paseo, llegaremos al famoso Peine de los Vientos de Txillida. Su propia ubicación sobre las rocas, la fuerza del viento y las olas y sus curiosas formas no hacen más que acentuar el misterio y la espectacularidad de este conjunto monumental.

EL MONTE IGELDO

No resulta exagerado decir que esta pequeña montaña, además de ser la más hermosa de Euskal Herria, constituye una de las más impresionantes atalayas internacionales, y quien lo dude no tiene más que comenzar a ascender por su Paseo del Faro. Pocos serán los miradores que puedan ofrecer un panorama semejante a este: el infinito océano a un lado, el Parque de Atracciones y la ciudad de Donostia al otro, con la bahía de la Concha y los montes cercanos como elementos más destacables. Por si esto no fuese suficiente, esperamos que tengáis la oportunidad de contemplar todo ello al atardecer.

Otra forma de ascender hasta aquí es en funicular, el cual nos lleva directamente hasta su Parque de Atracciones con instalaciones de principios del siglo XX, como el Tren de la Montaña, que siguen todavía funcionando. El Parque abre de lunes a viernes de 11 a 20 horas y los fines de semana hasta las 22. La entrada cuesta 1 € También encontraréis un interesante Museo de Cera, con personajes de la historia y cultura vascas, pero, sobre todo, lo que más destaca es la Sala del Terror con su propio cementerio (abierto todos los días de 11 a 14 y de 16 a 18:30 horas).

Lo dicho, visitar Donostia y no visitar Igeldo sería dar la espalda a la panorámica más espectacular de toda Euskal Herria.

Territorio
Altitud
Población
Vascoparlantes
Extensión
Densidad
Fiestas
Gipuzkoa
5 m.
178.210
%33
61 km2
2.922 hab./km2
San Sebastián (20 de enero)
Caldereros (1er sábado de febrero)
Carnavales
Aste nagusia (14 de agosto)
31 de agosto
Santo Tomás (21 de diciembre)

 

 

 

 

 

PASAIA

La bahía de Pasaia ha sido históricamente ocupada por los núcleos de San Pedro y San Juan, dos típicos barrios-pueblos de sabor marinero que han vivido desde siempre uno enfrente del otro, tan cerca por mar y tan lejos por tierra, lo que con el tiempo ha hecho surgir la inevitable relación de amor-odio, representada sobre todo en sus piques marinero-deportivos.

Dejando todo ello a un lado, recomendamos de veras que visitéis estos dos barrios, sobre todo Pasai Donibane, ya que ambos constituyen preciosos núcleos arrantzales contrapuestos a los industriales de Pasai Antxo (en medio de la bahía) y Trintxerpe (junto a San Pedro), constituidos bastante más tarde a la par que el puerto de la bahía cobraba cada vez mayor importancia; hoy en día es uno de los puertos de carga más importantes del país.

RESUMEN HISTÓRICO

Aunque como municipio unido sea de reciente creación, los dos núcleos históricos tienen su origen en la fundación de Donostia y Hondarribia. De hecho, Pasai San Pedro ha sido durante varios siglos un barrio más de Donostia, y Pasai Donibane de Hondarribia. Ya en 1765 las autoridades municipales enviaron un escrito a Madrid, hasta la misma Corona, quejándose de los diversos perjuicios que ocasionaba dicha división.

Así las cosas, en 1770 Pasai Donibane se separaría de Hondarribia y podría por fin constituir municipio propio. Pasai San Pedro tendría que esperar hasta 1805 para lograrlo, aunque hasta el final de la Guerra de Independencia no pudo llevar a cabo dicho decreto. Pasai Antxo no surgiría hasta bastante tiempo después (finales del XIX), como consecuencia de que tanto el ferrocarril como la "Nacional 1" atravesaran sus terrenos. Trintxerpe, por último, nació en la segunda mitad del siglo XX, favorecido por las importantes tareas pesqueras del puerto.

Territorio
A Donostia
Altitud
Población
Vascoparlantes
Extensión
Densidad
Fiestas

Gipuzkoa
6 km.
4 m.
17.209
%32
11 km2
1.564 hab./km2
San Juan (24 de junio)
San Pedro (29 de junio)
San Fermín (7 de julio)
Cármenes (16 de julio)

 

 

 

 

 

PASAI DONIBANE

Antes que nada, os recomendamos dejar el coche (según venimos de Errenteria-Lezo) en el aparcamiento situado antes de la única pero preciosa calle que atraviesa su núcleo histórico. De otra manera, deberéis esperar a que el semáforo que da entrada al pueblo se ponga en verde (cada 10 minutos) y, aun así, puede que tengáis algún problema para circular por la estrecha calle. A ésta la podríamos considerar toda ella monumento, ya que el conjunto de pasadizos bajo las casas, escondidos txokos y demás detalles os hechizará fácilmente.

Nada más entrar encontraréis a un lado la iglesia y al otro el Palacio de los Arizabalo, una de las más importantes familias de la localidad. Su tejado de cuatro vertientes luce un alero trabajado así como un precioso escudo de armas en su fachada, todo ello en una construcción del siglo XVIII y de estilo barroco. Desde sus aledaños podéis acercaros al muelle, enfrente del cual se encuentra la iglesia de San Juan Bautista, fundada en 1643 y que nos ofrece una fachada lisa de estilo barroco-neoclásico, del cual sobresale una estatua del santo de 1731. En su interior son de destacar los retablos.

Avanzando por la calle, pasaremos por el primero de sus cuatro arcos o pasadizos, y tras atravesar el segundo aparecerá ante nosotros la Casa Miranda, de preciosa fachada renacentista (siglo XVI) y con dos escudos de armas en el piso bajo, hoy día Hogar del Jubilado.

Por la puerta derecha de esta casa podemos acceder a la vivienda conocida como Victor Hugo Etxea, ya que el representante más destacado del romanticismo francés llegó a pasar unos días en este lugar tan cautivador. En el tercer arco encontraremos una imagen de Cristo Crucificado y tras él un Calvario del siglo XVI. Realizado en estilo manierista-popular, en su interior podemos ver a la Virgen de la Piedad y una inscripción en homenaje a los pasaitarras que tomaron parte en la batalla de Roncesvalles del año 778.

Junto al Calvario se alza el Palacio de Villaviciosa, realizado en el siglo XVI en piedra de sillería y estilo renacentista. Desde esta misma plaza es de donde sale la gabarra que une por mar las dos Pasaias; hablamos de un servicio muy antiguo, que por ser el más cómodo es muy utilizado. Así mismo, desde esta misma plaza se puede acceder por unas escaleras a la ermita de Santa Ana, desde donde se puede admirar una preciosa panorámica que domina toda la bahía. Dentro de la ermita encontraremos la imagen holandesa de la Virgen, del siglo XVI.

Un poco más adelante llegaremos al principal (o único) ensanche de Donibane, en el cual os recomendamos que permanezcáis un buen rato, ya que su hermosura así lo reclama. Hablamos de la Plaza de Santiago, con el mar a un lado, las bonitas y coloridas casas marineras (altas y estrechas) al otro, el Ayuntamiento en medio... esta plaza es uno de esos lugares donde el simple ejercicio de dejar pasar el tiempo se convierte en una experiencia muy agradable.

Seguimos de camino hacia el mar y de pronto nos topamos con la iglesia del Cristo de la Bonanza, del siglo XVIII. En su interior podemos destacar la verja de hierro labrado tras la entrada, el retablo del altar mayor y las imágenes barrocas de Cristo.

Por último, cerca de donde la bahía se hace mar, podemos contemplar lo que queda del Castillo de Santa Isabel, levantado por orden de Carlos I para defender la bahía de posibles ataques pero que desapareció en 1876.

PASAI SAN PEDRO

Situada al otro lado de la bahía, tras pasar las instalaciones portuarias y el barrio de Trintxerpe (ver itinerario), este segundo barrio no goza de la riqueza artística de su hermano o rival, pero guarda un gran parecido con él y más de un monumento digno de visitarse.

De esta manera, su núcleo histórico lo conforma otro conjunto de casas organizadas a lo largo de una única línea, entre las calles Arraunlari y Kepa Deuna. Es el resultado urbanístico consecuencia de vivir bajo dos montes que acaban allí donde comienza el mar.

Podemos iniciar la visita de San Pedro por la parroquia del mismo nombre (siglo XVIII), y a partir de ahí, como en el caso de Donibane, la propia calle se encargará de mostrarnos varios pasadizos. Podemos destacar entre los monumentos varias casas señoriales, como las de Aizpurua, la casa natal del famoso hombre de mar Blas de Lezo (1689-1741), la de Sebastián Etxebarria...

Desde San Pedro podemos así mismo disfrutar de una muy bonita vista de San Juan, detrás de las numerosas y coloridas chalupas que pueblan la ría. También podemos pasear hacia la boca de la bahía o subir desde la plaza del Marqués de Seoane (entre Trintxerpe y San Pedro) hasta el faro. Tanto en uno como en otro caso se trata de un precioso recorrido.

HONDARRIBIA

Hablar de Hondarribia supone hacerlo sobre uno de los pueblos o ciudades más hermosos de Euskal Herria, solamente superada en Gipuzkoa por su capital.

Por una parte, situada a uno de los lados de la maravillosa bahía de Txingudi, constituye el primer núcleo poblado de la península, y ello, aparte de una larga historia, le ha reportado muchas otras historias que contar. Por otra parte, pasear por su Parte Vieja enteramente monumental o saborear su conocida gastronomía frente a las típicas casas marineras de la calle San Pedro son en Hondarribia verdaderos lujos al alcance de cualquiera.

Finalmente, si tras tomar el sol o darnos un baño en la playa más extensa de Gipuzkoa nos acercamos al muelle de pesca o tenemos la oportunidad de contemplar el ancho mar desde el faro del Cabo de Higer, entonces comprenderemos por qué esta villa es el lugar preferido de tanta gente para pasar sus vacaciones.

HISTORIA

Por lo que nos dicen los restos hallados en sus alrededores, parece que esta zona ya estaba poblada hace más de 5.000 años. Tras pasar los romanos por ella en el siglo I, cuenta la tradición que las primeras fortalezas fueron construidas por orden del rey godo Wamba en el siglo VII, pero, de todas maneras, no comenzaría a aparecer en escritos oficiales hasta el siglo XII, y no conocería su fundación oficial, de manos de Alfonso VIII de Castilla, hasta 1203.

Situada como está junto a la frontera, este hecho hizo que pronto se convirtiera en fortaleza y, también, que recibiera numerosos privilegios, pero también su peculiar estado le hizo vivir varias veces sitiada, sobre todo en las Guerras entre España y Francia (la primera, en 1280).

Vencedora algunas veces (en 1638 resistió durante 69 días "gracias a la intercesión de la Virgen de Guadalupe") y perdedora en otras (tras caer en 1794, la villa conoció el saqueo general), sus gentes tienen fama de duras y luchadoras. Como sucede en otras muchas poblaciones de la costa vasca, fue así mismo un importante puerto pesquero y comercial gracias entre otras cosas a los privilegios conseguidos. Como consecuencia de las relaciones comerciales que mantenía con Castilla y Flandes, hubo gente de estos lugares que acabó asentándose en Hondarribia. Por último, tras tener que sufrir las consecuencias de las Guerras Carlistas del XIX, acabó convirtiéndose en un lugar propicio para el contrabando tanto durante como después de la guerra.

LA PARTE VIEJA AMURALLADA

Monumento toda ella, esta impresionante parte vieja guarda en su seno una extensa riqueza tanto artística como arquitectónica. Para visitarla, podemos comenzar en la rotonda que hace la función de entrada en la villa según venimos de Irun. En este punto podemos girar a la izquierda para entrar en la citada parte vieja, seguir rectos y adentrarnos en el barrio del puerto, o girar a la derecha para plantarnos sobre las aguas del Bidasoa.
A un lado de la rotonda encontraremos la bonita estatua florida de la Virgen, y al otro el Baluarte de San Felipe, que da comienzo a las murallas y que contiene un espectacular relieve que representa la caza de las ballenas. Tras ascender junto a ellas y tomar a la derecha en una pequeña rotonda, acabaremos finalmente adentrándonos dentro de la ciudad amurallada, en concreto por la puerta de Santa María (escudo de armas de la ciudad).

ésta constituyó en su tiempo la entrada principal de la ciudad, y, de las tres puertas que contenía, sólo se mantiene en pie la del centro, ya que las otras dos fueron destruidas en 1795 por los franceses. Tras ella comienza la preciosa Calle Mayor, que, además de ofrecernos los edificios más especiales de la villa, nos deja contemplar la torre de la Parroquia de la Asunción.

Son de destacar en esta calle el Ayuntamiento barroco del siglo XVIII con sus dos hermosos escudos, el palacio renacentista de Casadevante y la Casa Zuloaga, donde hoy en día se ubica el Archivo Histórico de la Villa y la Biblioteca Municipal. Fijaos así mismo en la fachada jalonada de ladrillos azules de la Casa de Ladrón de Guevara (nº 4).

En paralelo a esta Calle Mayor encontramos otras dos interesantes calles: la de la izquierda, llamada Pampinot, y la del Obispo y Fraxkueneko Murrua a la derecha. Por lo que respecta a la calle Pampinot, del siglo XVI, hay que decir que todas sus casas resultan sumamente interesantes, pero, por destacar una, citaremos la casa señorial de Rameri en el nº 16: su fachada se nos aparece espectacularmente decorada con dibujos, molduras y numerosos cuadros con flores.

Ahora nos adentraremos por la calle Obispo, una de las más antiguas de toda Hondarribia y que guarda ese nombre desde el siglo XVI. En un extremo tenemos la casa-torre urbana de Palencia, también llamada Etxebestenea, la casa natal del que fue arzobispo de Sevilla, capellán de Carlos Var y protector de Santa Teresa, el conocido Cristóbal de Rojas y Sandoval. Delante de la casa y en la plaza que lleva su nombre, hallaremos una estatua que nos hará recordar a aquel histórico personaje.

Al otro lado del plaza y sobre las murallas encontraremos el espacio conocido como Fraxkueneko Murrua, y a su término (donde también acaban las calles Mayor y Obispo) la iglesia de Nª Sª de la Asunción. Construida en estilo gótico, aún con elementos renacentistas, comenzaron a levantarla en 1474 y fue consagrada por el obispo de Baiona en 1541. Las numerosas guerras han tenido una gran influencia en su estructura, y, por ello, en 1521 fue pasto de las llamas y en 1638 se desplomó uno de los tejados. La torre que podemos ver hoy en día fue construida un siglo más tarde. Contiene en su interior tres naves organizadas en cruz latina, y uno de los elementos más destacados es la bóveda estrellada bajo el coro. A ambos lados de la entrada podemos encontrar dos grandes conchas para el agua bendecida, traídas expresamente del Mar de Filipinas. Desde su lado posterior, ya sobre las murallas, podemos contemplar una preciosa vista de la bahía.

Detrás de la iglesia, adentrándonos por la calle de la Brecha, llegamos a la Plaza de Armas, donde se encuentra el Castillo del Emperador Carlos V. El castillo es una construcción lisa y que parece alzada en tiempos del rey Sancho Abarca de Navarra y ampliada por orden del mismo Carlos V. En 1794 una parte de él fue destruida por los franceses, y desde siempre ha sido el lugar de hospedaje de las más grandes personalidades, hasta que hoy en día se ha convertido en parador de turismo.

Esta plaza se ha constituido en el principal lugar público de reunión de la villa, el sitio donde se celebran las fiestas y celebraciones tanto populares como oficiales, y hoy en día no podemos dejar de admirar la línea de preciosas casas de amplias balconadas que la forman. Tomando primero a la derecha y luego a la izquierda la calle Juan Laborda (casa señorial de Egiluz), llegaremos por un pasadizo hasta la plaza de Gipuzkoa, moderna pero construida en estilo antiguo y muy hermosa.

Atravesando en diagonal la plaza y por la calle Santiago de Compostela primero y Javier Ugarte más tarde (junto a la Oficina de Turismo), llegaréis al Barrio del Puerto.

EL BARRIO DEL PUERTO

Parece ser que éste constituyó el primer núcleo poblado de la zona, y todavía hoy en día guarda elementos que la diferencian de la parte vieja. De esta manera, las paralelas calles típicas de San Pedro y Santiago nos ofrecen bastantes casas marineras tradicionales, así como la calle Madalen que surge entre Santiago y la Plaza de Pisuzarra.

De las tres citadas, la más conocida y famosa es la de San Pedro, ya que sin duda la imagen tipo postal que forman sus coloridos balcones de madera, llenas de flores, en contraste con las fachadas blancas y los tejados y vigas de colores vivos, es de las que permanecen grabadas en el recuerdo durante largo tiempo. Desde aquí os recomendamos acercaros a la cofradía de pescadores de San Pedro.

DESDE EL MUELLE HASTA EL CABO HIGER

Desde el último lugar tenemos dos opciones si queremos pasear a lo largo de la bahía: tomar el Paseo del Bidasoa hacia el sur o dirigirnos por el Paseo de Butrón hacia el norte. Con la bahía de Txingudi bajo nuestros pies y la imagen de Hendaia al otro lado, tanto uno como otro merecen la pena y, por tanto, tras pasear por el primero, os recomendamos tomar el de Butrón.

A lo largo de él llegaremos enseguida a la playa de Ondarrabia y, tras atravesarla, al puerto protegido de los pescadores. Adentraos desde aquí en la Punta y Castillo de San Telmo, hacia arriba por un camino lleno de curvas pero también de miradores y vistas preciosas, hasta llegar por último al citado Faro del Cabo de Higer.

ERMITA DE Nª Sª DE GUADALUPE

En el monte Jaizkibel tenemos esta ermita del XVI, en un entorno que ofrece unas vistas incomparables. Destruida en 1638 y de nuevo reconstruida, se atribuye a Nª Sª de Guadalupe el haber superado el sitio de ese año y la liberación de la localidad. Desde ese momento la imagen de la Virgen fue añadida al escudo de Hondarribia, nombrándola patrona de la villa. Desde la ermita se puede llegar al impresionante conjunto de construcciones de la Fortaleza de Guadalupe.

Territorio
A Donostia
Altitud
Población
Vascoparlantes
Extensión
Densidad
Fiestas
Gipuzkoa
21 km
18 m.
14.704
%60
29 km2
507 hab./km2
Procesión de Viernes Santo
Fiesta de la caja (25 de julio)
Jaizubia (15 de agosto)
Nª Sª de Guadalupe-Alarde (8 de septiembre)

 

 

 

 

 

IRUN

Esta ciudad, fronteriza durante tantos años debido a su situación estratégica, comenzó a poblarse hace mucho tiempo, al menos en época romana, tal y como demuestran los numerosos restos hallados. Desde que aparece por primera vez en un documento escrito de 1203 hasta que en 1766 se separa de Hondarribia y se convierte en villa, fueron incontables sus contiendas con otros barrios y pueblos.

Debido a su ubicación, la localidad sufrió numerosos ataques y destrucciones. La victoria más importante que protagonizó fue la de San Marcial, en 1522. Y, a pesar de firmarse en 1659 la Paz de los Pirineos en la Isla de los Faisanes, ésta no duró demasiado. La otra gran victoria acaeció en 1813, la segunda de San Marcial, que echando a los franceses dio por finalizada la Guerra de Independencia. Las siguientes Carlistadas y la Guerra Civil española también fueron de gran influencia en la villa.

LO QUE HAY QUE VER

Comenzaremos la visita en el Jardín Luis Mariano, llamado así en honor del cantante que obtuvo renombre en Francia. A su par, cruzando el Paseo Colón, tenemos la Plaza del Ensanche, con kiosco de música incluido. A la derecha, por la calle República Argentina que tenemos al otro lado de éste, y tomando seguidamente a la izquierda por la Avenida Iparralde, llegaremos a la Plaza Gernikako Arbola.

En ella, otra vez hacia la derecha por la calle Tadeo Mujika, encontraremos la calle Santiago, una de las más antiguas de la localidad y que al final muestra la Iglesia Mayor de Nª Sª del Juncal. Terminada en 1606 después de 100 años de trabajos, en ella se mezclan elementos de viejo gótico y del gótico vasco del Renacimiento. En su interior, destaca el retablo con la imagen de la Virgen María.

Detrás de la iglesia vienen tres plazas seguidas, Juncal, Sarjia y Urdanibia. Esta última se utiliza como mercado, para conciertos y otras actividades, y en uno de sus lados se encuentra el antiguo hospital de Urdanibia. Cruzando la plaza y si seguís por la calle del mismo nombre, llegareés a la Ermita-Museo de Nª Sª de Chantal, que ha sido lugar de culto durante 20 siglos, contiene un importante yacimiento romano y constituye la única iglesia del siglo X de Gipuzkoa; la construcción actual es del siglo XIV.

Si regresamos a Urdanibia, la cruzamos y tomamos por la calle San Marcial a la izquierda, en la plaza del mismo nombre podremos contemplar la columna de San Juan Harri, que bajo una estatua de 1850 muestra unos escudos de armas que pueden ser de la Casa de Austria, Gipuzkoa y Universidad de Irun. Delante, tenemos el Ayuntamiento porticado, de 1763.

Al otro lado de la Columna está la calle Iglesia, y en ella el Palacio de Arbelaitz, que fue lugar de residencia de esta familia y otros importantes personajes. Es de destacar su portada barroca.

Por último, después de pasar de nuevo por la Piedra de San Juan, llegaremos por la Calle Mayor (por delante de la elegante Casa Zabaleta) al Jardín Aureliano Galiano, muy cerca de donde comenzamos.

ERMITA DE SAN MARCIAL

Construida en el monte Aldabe para recordar la victoria de 1522 (ver itinerario), se le puso el nombre San Marcial, igual que al monte, en honor del santo del día de la victoria. Incendiada en 1796, se reconstruyó en 1804 y colocaron en ella una nueva imagen. En 1899 se hizo la carretera que llega hasta allí (fuera aparecen los nombres de quienes colaboraron) y en 1910 se levantó la torre. Desde el mirador adyacente se pueden contemplar Irun, Txingudi, Hondarribia, Bidasoa, Jaizkibel... En definitiva, un incomparable paisaje.

Territorio
A Donostia
Altitud
Población
Vascoparlantes
Extensión
Densidad
Fiestas
Gipuzkoa
18 km
21 m.
55.686
%29
43 km2
1.295 hab./km2
San Marcos (25 de abril)
San Marcial (30 de junio)

 

 

 

 

PEÑAS DE AIA

Este monte de granito que tiene innumerables nombres y se ve desde diversos puntos es de los más antiguos de Gipuzkoa y lo componen tres grandes peñas: Irumugarrieta (la primera en subir y la más fácil), Txurrumurru y Erroibide. Bajo ellas aparecen las galerías de las minas comenzadas a explotar por los romanos, cuevas, pasadizos, monolitos... sin orden y conformando un conjunto impresionante.

El lugar más idóneo para comenzar la subida es el Alto de Elurretxe, cerca del Castillo del Inglés (ver itinerario). éste que visto desde abajo parece un impresionante castillo, desde arriba constituye una formidable atalaya sobre la Comarca del Bidasoa, pero pensad que en su cima, a causa de la estructura, tendréis que andar con sumo cuidado.

HERNANI

La ya para el siglo XIII Villa de Hernani guarda en su parte vieja un interesante conjunto de calles y monumentos, además del reciente Museo de Txillida abierto junto a la carretera hacia Donostia.

LO QUE HAY QUE VER

La parte vieja y los alrededores de la plaza (la Plaza de los Gudaris, la parroquia de San Juan y el Ayuntamiento) forman un precioso conjunto monumental. Podemos citar como ejemplo la colorida calle que nace de la fachada del ayuntamiento y cuyas preciosas casas y balcones encontraréis muchas veces vestidas de flores. La Iglesia de San Juan, del siglo XVI, es de nave única y se realizó en planta de cruz latina. En su interior son de destacar el sagrario del altar mayor y la difícil crucería. El Ayuntamiento es del siglo XIX, porque el anterior fue destruido durante la II Guerra Carlista, y de él podemos subrayar el pórtico. La fortaleza de Santa Bárbara que domina la villa fue también construida durante esta segunda Carlistada, aunque la ermita que encontraremos en este mismo lugar es más reciente. Otras construcciones interesantes son la Torre de los Gentiles, el Monasterio de San Agustín y la fuente-lavadero de Leoka. Por último, no podemos dejar de citar la gran fama que poseen las sidrerías de Hernani.

Finalizaremos nuestra visita a esta villa fuera de su interesante casco histórico y de camino a San Sebastián, en el museo Txillida-Leku, donde encontraréis diversas esculturas de este autor donostiarra.

Territorio
A Donostia
Altitud
Población
Vascoparlantes
Extensión
Densidad
Fiestas
Gipuzkoa
10 km
42 m.
18.899
%53
40 km2
472 hab./km2
Carnavales
San Juan (24 de junio)

 

 

 

 

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