VIANA
Viana ocupa la esquina izquierda del rombo navarro y, a causa de ello,
constituyó en su época una importante plaza fuerte frente
a Castilla y, a la vez, última parada del Camino de Santiago navarro.
Aparte de su interés histórico, esta villa ha sido ciudad
natal de algunos personajes como Navarro Villoslada y tumba de otros,
como César Borgia, uno de los más importantes actores en
la historia del Renacimiento y que llegó a ser general del ejército
navarro.
La ciudad fue fundada por Sancho VII el Fuerte en 1219, con el fin de
reforzar esta zona estratégica. Desde entonces, como nos sugieren
sus numerosos monumentos, palacios y casas solariegas, ha gozado de una
gran importancia histórica. El ejemplo más claro es la proclamación
del Principado de Viana por Carlos III el Noble en 1423. Después
de pasar por manos navarras primero y castellanas después, la ciudad
conocería un importante desarrollo entre los siglos XVI-XVIII;
los principales monumentos que podemos admirar hoy son de esa época.
LO QUE HAY QUE VER
Todavía podemos contemplar los restos de las murallas en torno
a la fortaleza, y recomendamos así mismo dar una vuelta por la
parte vieja, construida durante la Edad Media.
La iglesia gótica de Santa María fue levantada durante
los años 1250 y 1329, aunque la torre no le llegó hasta
el XVI, cuando también se labró la impresionante portada
renacentista. Justo delante de ella, una lápida señala la
tumba de César Borgia.
Junto al templo, en la Plaza de los Fueros, tenemos el Ayuntamiento,
en el cual destaca su preciosa fachada barroca, con su monumental escudo
de armas en el centro y dos torres a los lados. El Balcón de los
Toros se llama así porque se construyó con el fin de que
sirviera de palco de honor para ver las corridas.
Por último, como ya hemos mencionado, según paseamos por
la parte vieja, iremos encontrando diversas casas solariegas de entre
los siglos XVI y XVIII con sus correspondientes escudos heráldicos.
Entre ellas podemos destacar los palacios de Añón y Busto,
Ripa, Itxaso y Muskiz-Aldunate. Los castillos de Dicastillo, Urra y Cereceda
son, así mismo, muy interesantes.
Territorio:
A Iruñea:
Altitud:
Población:
Vascoparlantes:
Extensión:
Densidad:
Fiestas:
|
Nafarroa
81 km.
464 m.
3.389
%3
78 km2
43 hab./km2
Magdalenas (22 de julio)
Día de la Virjen (domingo posterior al 8 de septiembre) |
LA
SIERRA DE KODES
En la esquina izquierda de Navarra, la Sierra Cantábrica oriental
guarda en su seno uno de los montes más espectaculares de Euskal
Herria, el Joar que domina toda la región. En su vertiente sur,
además, esta montaña nos ofrece uno de los parajes más
increíbles de toda nuestra tierra, una serie de monolitos gigantescos
que forman una panorámica incomparable.
Si tenéis oportunidad de llegar a esta zona salvaje de nuestra
geografía a través de alguno de los caminos que más
tarde os explicaremos, os quedaréis realmente asombrados ante los
impresionantes montículos de tonos rojizos. Eso sí, antes
de acercaros a esta maravilla de la naturaleza, os recomendamos visitar
el santuario que se halla bajo el mismo monte.
EL
SANTUARIO DE KODES
Situado bajo esta mágica montaña y pasado el pueblo de
Torralba (ver itinerario), se encuentra este templo que se nos aparece
espectacularmente delante de unos grandes y majestuosos roquedales. Lo
que vemos data de los siglos XVI-XVIII, pero, al parecer, antes había
en su mismo lugar un monasterio hispánico-visigodo del siglo X.
Tras subir la hermosa escalinata, nos encontramos con su rojiza fachada
monumental, que enseña orgullosa una impresionante torre. Dentro
de su nave única, los techos estrellados nos ofrecen una estructura
de arquería fácil, pero lo que más sobresale es su
retablo mayor, guardado por una verja barroca de hierro labrado y en cuyo
seno se encuentra la imagen gótica (s. XVI) de la Virgen de Kodes,
además de otras pinturas con motivos bíblicos: el Nacimiento,
la Asunción y la Ascensión.
LOS
MONOLITOS DE KODES
Los mas grandes entre ellos toman el nombre de "Las Dos Hermanas
de Kodes" son en realidad cuatro porque según
la leyenda corresponden a dos pequeñas hermanas huérfanas
a las que su cruel madrastra trataba como esclavas. Un día que
las hermanas se fugaron y se escondieron en el bosque, la madrastra les
lanzó una maldición, "¡ojalá os convirtáis
en piedra!", y el día siguiente aparecieron estas gigantescas
rocas.
Para llegar a estas agujas verticales que dan miedo solo de verlas, tenéis
un par de opciones: tomar el sendero que parte del santuario o desde el
pueblo de Azuelo (ver itinerario). El primero es más corto y más
llano, aunque el camino a veces no es tan claro (han puesto señales
montañeras como ayuda) y en algunos sitios puede que debáis
echar mano de la intuición. De todos modos, de una manera u otra,
casi siempre tendréis a la vista los monolitos, así que
será difícil que os podáis perder.
Si salís del Santuario, debéis tomar un camino que parte
de la izquierda de su fachada, que atraviesa (hacia arriba y a la izquierda)
una campa-aparcamiento donde os recomendamos dejar el coche y que se dirige
en línea recta hacia los monolitos. Según vais acercándoos
a ellos y el sendero se vuelve más estrecho, veréis cómo
se adentra en un bosquecillo y, aunque la mayoría de veces el camino
es fácil de seguir, en algunos sitios os pueden molestar las zarzas
o confundir alguna de las desviaciones que veréis (seguid las señales).
De todas maneras, con la ayuda de las señales, la intuición,
y teniendo en cuenta que debemos salir del bosque por la parte inferior
de la hilera de monolitos que ya tenemos encima, no es muy difícil
tomar el rumbo adecuado. Por último, cuando ya nos encontremos
bajo la línea de monolitos, toparemos con un camino más
ancho que nos adentrará directamente en el Desfiladero de los Penitentes.
éste es el punto donde empezaréis a alucinar con lo que
estáis viendo: la solitaria roca afilada que veréis a vuestra
izquierda (abajo) y la sobrecogedora hilera de gigantescas agujas de piedra
que os espera a vuestra derecha (monte arriba).
Si salís de Azuelo, esto es lo que debéis hacer: después
de ascender la Calle Mayor, tomad la calle Genevilla hacia el noroeste
(hacia los monolitos). Este camino pasará después de unas
cuantas curvas al lado de un depósito de agua. En el cruce, tomad
el camino de la derecha que se dirige hacia los monolitos y, después
de una curva grande y doble, en la siguiente desviación, tomad
directamente el sendero que parte hacia el primero de los monolitos que
tenemos enfrente.
Nada más entrar en un encinar, el camino se vuelve más
esquivo, pero lo único que hay que hacer es rodear ese primer monolito
por la derecha y adentrarse en el Desfiladero de los Penitentes. La hilera
izquierda toma el nombre de Arista de los Penitentes, ya que sus monolitos
blanquecinos y más pequeños parece que forman una procesión
de penitentes con capucha.
Toméis una ruta u otra, os recomendamos que os adentréis
lo más posible en este desfiladero, aunque el camino ascendente
sea cada vez más duro, ya que desde la altura podréis contemplar
otra vista espectacular de estas maravillas que tenéis a vuestros
pies. Por último, tened en cuenta que, más que paseos, estas
rutas son excursiones que os pueden llevar media jornada, con lo que id
preparados con calzado apropiado, comida y bebida.
SAN
GREGORIO OSTIENSE
En torno a la Viana navarra, sobre la montaña que domina los pueblos
de Muez y Sorlada, en un lugar bastante apartado y desconocido, se levantan
un hermoso templo y unos más bellos todavía monumentos naturales.
"Perdido" en el monte entre dos pequeños pueblos y totalmente
desconocido para muchos vascos, se encuentra este conjunto arquitectónico-natural
llamado San Gregorio, el cual merece una visita que sorprenderá
a más de uno.
LA
BASÍLIKA DE SAN GREGORIO
Situada sobre el pueblo de Sorlada, la basílica será el
primero de los dos puntos de interés que encontraremos en San Gregorio
(para llegar, ver itinerario). Junto a un merendero apropiado para pasar
una agradable tarde, desde el sitio en el que se sitúa tenemos
una hermosa vista de los alrededores.
Lo primero que haréis será sorprenderos por la riqueza
ornamental de su fachada, la cual no tiene nada que ver con la de una
ermita de monte como se supone que es ésta, sino con la de un gran
templo de una importante población. De esta manera, la entrada
principal, hueca hacia el interior, se nos aparece llena de adornos: desde
las estatuas hasta los pilares laterales en forma de espiral, pasando
por los capiteles labrados, los grandes escudos sobre la portada, las
paredes trabajadas
todo lo que vemos, y teniendo en cuenta dónde
se halla la iglesia, forma un conjunto realmente rico y sorprendente.
Así mismo, la hierba que se cuela por entre las baldosas de la
calzada (delante de la fachada) le da al conjunto un agradable toque rústico.
LOS
MONOLITOS DE SAN GEGORIO
Estos impresionantes monolitos se hallan desperdigados por la colina
y se alzan notables sobre el terreno. El más espectacular y el
que os dejará realmente alucinados se encuentra a un kilómetro
de la basílica (ver itinerario), tomado el sendero que parte del
aparcamiento desde donde ya se vea 100 metros.
Este sobrecogedor monolito se encuentra mirando al pueblo de Muez y a
todo el valle que lo rodea y, por ello, nos parece una especie de Rey
de la Colina, además de recordarnos esas gigantescas y misteriosas
estatuas de piedra con forma de cabeza, típicas de Rapa Nui (Isla
de Pascua), aunque esta vez la forma humana sea más que discutible.
Eso sí, aun sabiendo que este gran pedrusco que según la
luz que le dé toma unos tonos más rojizos o más azulados
constituye una formación natural, no podemos dejar de sospechar
que sea obra de unos antiguos hombres que eligieron colocar seis o siete
rocas una encima de otra y cuyo resultado fue esta increíble estatua.
Más bien parece el comienzo de una inacabada estatua toscamente
labrada por el hombre, porque, por más que lo miremos, nos cuesta
creer (aun siendo así) que semejante monumento de unos 20 metros
de altura sea obra de la naturaleza. Increíble.
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