BIARRITZ
Biarritz es sin duda, junto con Donostia, la ciudad más
bella de Euskal Herria y, por supuesto, el centro turístico
más importante de Iparralde. Este maravilloso litoral salpicado
por espectaculares rocas fue capaz de atraer a toda la realeza europea,
y detrás de ella a una elite adinerada que vivió su
época dorada en tiempos de la Belle Époque.
Y, por si no fuera suficiente con el increíble entorno del
que la naturaleza la ha dotado, hoy en día tenemos además
la ocasión de admirar toda la colección de elegantes
mansiones de lujo que esos primeros turistas fueron levantando.
Biarritz es la joya de Iparralde, y, aunque pueda parecer una ciudad
bastante cara, pasear por ella es un placer que no tiene precio
y que sale gratis.
HISTORIA
Al parecer poblada desde la prehistoria, su historia comienza oficialmente
junto con la caza de la ballena a manos de los marineros que vivían
en el Puerto Viejo. Con el tiempo, las ballenas fueron escaseando
y con ello esta primitiva aldea entró en una grave crisis,
cuyo resultado fue que algunos marineros se dedicaran a la pesca
en Terranova y otros se convirtieran en corsarios.
El turismo comenzó a llegar en el s. XVIII con la apertura
del balneario, y vivió su momento álgido cuando Napoleón
III decidió trasladar su corte de verano hasta sus costas.
Muchas cortes europeas y personas influyentes seguirían sus
pasos, y, más tarde, durante la locura de la Belle Époque,
sería el turno de otro tipo de turismo adinerado. Por tanto,
no es de extrañar que la mayoría de edificios que
convierten a Biarritz en un ejemplo de belleza y elegancia sean
de estas dos épocas.
Hoy en día, el turismo que le llega es más masivo,
sobre todo en verano, pero no creáis que por eso la ciudad
ha perdido nada de su glamour.
DESDE EL CENTRO HASTA LA COSTA DE LOS
VASCOS
El centro de Biarritz lo podemos establecer en la Plaza Clemenceau,
ya que por aquí y sus alrededores pasan las principales vías
y encontraréis la mayoría de servicios oficiales.
De momento, no nos dirigiremos al mar, sino que, cogiendo la Av.
Verdun (junto a los taxis) hacia la izquierda y cerca de donde se
encuentra la ajardinada oficina de turismo, visitaremos el curioso
Museo del Chocolate. A la Pl. Clemenceau podemos volver por la Av.
Edouard VII, donde encontraremos el Ayuntamiento y una comisaría.
Cruzando la plaza hacia la izquierda, nos podemos adentrar en la
calle Broquedis, donde nos espera el Museo Histórico de Biarritz,
con utensilios que nos explican cómo era la Biarritz preturística.
Abierto todos los días (excepto lunes y domingos) de 10 a
12 y de 14:30 a 18 horas.
Desde esta misma calle llegaremos a Gambetta, donde volveremos
a encontrarnos con interesantes edificios como el Grand Hôtel
y con una de las curiosidades de la ciudad: un gigantesco y alucinante
mural que veréis (pero no os daréis cuenta) detrás
de una rotonda. Alucinante porque, si os acercáis, veréis
que no se trata de un paisaje real, sino pintado. De tan real que
parece, quedaréis impresionados. Junto a todo ello queda
la surfera Plage Côte des Basques, y comenzaréis a
apreciar el mar desde unos bonitos jardines.
EL PUERTO VIEJO Y LA ROCA DE LA VIRJEN
El extremo de tierra que se adentra en el mar y que protege el
Puerto Viejo (Port Vieux) es, a su vez, uno de los mayores miradores
de la ciudad. Desde aquí sobre todo desde el lado que da
a la Gran Playa podréis empezar a apreciar las espectaculares
rocas (algunas libres y otras conectadas a tierra firme pero cada
cual más hermosa) que jalonan esta parte de la costa.
Port Vieux, la pequeña y tranquila playa que tenéis
delante, era antiguamente un pequeño puerto al que solían
traer las ballenas para despedazarlas, y de ella parte hacia el
centro una calle del mismo nombre, donde se ubican bastantes de
los hoteles y restaurantes de la ciudad.
Si seguimos el paseo que hemos iniciado sobre el mar, encontraremos
delante del monumento a los caídos en las guerras mundiales
el famoso Museo del Mar, sin duda el más interesante de la
ciudad. Este moderno museo nos acerca al mundo del mar de manera
agradable a través de la relación de los vascos con
el mar, y para ello nos enseña una buena cantidad de animales
marinos y utensilios de pesca, además de preparar salas especiales
dedicadas a la geología, etnografía o meteorología
marina. Pero lo más espectacular de un museo así (sobre
todo para los más pequeños) no dejan de ser los grandes
acuarios, con cetáceos, tiburones, focas y demás especies.
El museo abre todos los días de 9:30 a 12:30 y de 14 a 18
horas, sin interrupción en fines de semana y festivos y hasta
medianoche en verano. La entrada para adultos cuesta 7 €.
En el extremo de toda esta entrada terrenal en el mar encontramos
la maravilla del la Roche de la Vierge, conectada a tierra firme
por un puente de hierro que data de 1881 (antes había uno
de madera). Todo este largo roquedal vive bajo la protección
de una blanca Virgen María, la misma que según la
leyenda salvó la vida a unos infortunados marineros, que
luego decidieron levantarle una estatua. Al final, con solo el océano
delante, sentiréis la fuerza de las aguas bajo vuestros pies.
EL PUERTO DE LOS PESCADORES Y LA ROCA
BASTA
Si seguimos el paseo litoral, sentiremos que la vista de las rocas
sobre el mar se vuelve más y más espectacular, sobre
todo si subimos a la Atalaya (en principio un faro del s. XVIII)
que tenemos más adelante. En este punto podemos pasear por
entre los senderos ajardinados, uno de los cuales nos conducirá
al Port de Pêcheurs, que, gracias a que sus casitas blancas
no tienen nada que ver con las grandes mansiones de alrededor, ha
sabido guardar un aura especial. Eso sí, la mayoría
de esas casitas de pescadores son hoy en día tiendas o restaurantes
para turistas.
Pasando bajo la espectacular iglesia neogótica que tenemos
un poco más adelante, llegamos a la Roca Basta, accesible
desde tierra como la de la Virgen por un curioso puente, construido
con piedras erosionadas por el mar, lo que le da un encanto especial.
Cruzadlo, y a cualquier lado que oséis mirar contemplaréis
una magnífica vista: la Gran Playa, las rocas sobre el mar,
la Roca de la Virgen, el océano infinito, las modernas construcciones,
el faro al norte Impresionante.
LA GRAN PLAYA
La Grand Plage de Biarritz es considerada, junto con la Concha,
una de las más bellas de nuestra costa, tanto por todo lo
contado anteriormente como por los elegantes edificios que la flanquean.
Considerada desde siempre una playa bastante tranquila, familiar
y aristocrática, los últimos años ha sido tomada
también por los surfistas. Como curiosidad, hay que decir
que a partir del Hôtel Palais la playa toma el nombre de Miramar.
Nada más comenzar nuestro recorrido por la arena, veremos
a nuestra derecha el casino Bellevue, a la espera de que vuelva
la época dorada del juego. Si en vez de jugar nos apetece
comprar algo, la calle Mazagran (entrando un poco en la ciudad),
comercial y peatonal, es el sitio indicado. Si optamos por seguir
el paseo playero, veremos juntos el casino municipal y las piscinas,
y por último, como final de la Grande Plage, el maravilloso
Hôtel du Palais con sus jardines.
DEL HOTEL PALAIS AL FARO
Construido con el nombre de Villa Eugenia por Eugenia de Montijo,
el Palais fue finalizado en 1855, pero después del incendio
de 1903 fue ampliado y convertido en hotel, de lujo, por supuesto.
Es por todo ello, y a pesar de la variada competencia, seguramente
el edificio más hermoso de la ciudad, y sus tonos rojiblancos
le dan todavía un aire más espectacular si cabe.
Volvemos a introducirnos en la ciudad, ya que a lo largo de la
Av. Reina Victoria podemos encontrar la capilla imperial neobizantina
de Guadalupe, de 1864, un poco a su izquierda una sinagoga judía
y, volviendo al Hôtel, una espectacular iglesia ortodoxa rusa
con su cúpula azul. Pasado el Hôtel Palais, en los
jardines de la playa tenemos una estatua, entre otras, de la emperatriz,
pero más que seguir por la arena optaremos por tomar la Avenida
de la Emperatriz, ya que a sus lados podremos contemplar casas y
palacios como para quitar el hipo. Por citar una, fijaros en el
espectacular edificio amarillento con forma de castillo a lo Disney.
Por último, después de haber subido toda la calle,
llegaréis al Faro del Cabo San Martín, última
parada de nuestra visita a Biarritz (si seguís, entraréis
en Angelu). Desde aquí, por supuesto, la vista es realmente
bella, pero, si además tenéis la oportunidad de subir
las 248 escaleras de este faro de 44 metros de altura construido
en 1844, el paisaje se vuelve maravilloso. Abierto en verano de
10 a 12 y de 15 a 19 horas, y de 14 a 17:30 en vacaciones escolares.
La entrada cuesta 1,5 €.
A sus pies encontraréis un curioso reloj de sol cuya aguja
la forma nuestro propio cuerpo, y, además, a través
de un sendero y unas escaleras, tendréis la ocasión
de bajar a una cueva sobre el mar (cuidado con las mareas y la mar
picada). Al otro lado del faro, ya en territorio de Angelu, tenemos
la playa de Chambre d´Amour.
Territorio:
A Baiona:
Altitud:
Población:
Vascoparlantes:
Extensión:
Densidad:
Fiestas: |
Lapurdi
8 km.
5m.
30.789
sin datos
12 km2
2.566 hab./km2
7-14 de noviembre |
BAIONA - BAYONNE
La capital de Lapurdi ha sido y es así mismo el centro administrativo,
religioso y económico de todo Iparralde y parte de Las Landas,
como pone de manifiesto su nombre, desde siempre objeto de polémica
entre la interpretación vasca (Ibai Ona = Baiona) y landesa
(Bahía + On (grande) = Bayonne).
HISTORIA
Situada en la confluencia entre los ríos Aturri y Errobi
y poblada desde tiempos de los romanos, la ciudad es resultado de
haber conseguido secar sus marismas y robarle terreno al mar. Los
primeros romanos situaron su campamento en la parte alta de la ciudad,
y ya para el siglo III la antigua Lapurdum se había convertido
en una importante fortaleza, de la que surgiría la ciudad,
gracias a la inmigración de campesinos que veían su
seguridad amenazada.
Los siguientes siglos fueron de invasiones germánicas, vikingas
(en el 844) y normandas, hasta que en el 982 el Duque de Vasconia
consiguió echar a todos. Aun así, sufrió la
ocupación inglesa entre los siglos XII y XV, lo cual no le
privó de ensancharse del originario núcleo romano
hacia orillas del Aturri. En esos tiempos, Richard I "Corazón
de León", Duque de Aquitania y Rey de Inglaterra, aceptó
el Fuero de Baiona, favoreciendo de esta manera a la burguesía
y perjudicando a la nobleza, cuya revuelta sofocó y mandó
al "exilio" a Uztaritze, capital de Lapurdi desde entonces
hasta la Revolución Francesa.
Baiona fue convirtiéndose en una importante vía de
paso entre la península e Inglaterra, y, gracias a los adelantos
técnicos que en ella se daban, fue el lugar donde se construyeron
los primeros navíos para alta mar.
Con la conquista de Francia en el siglo XVI le sobreviene la crisis
económica, ya que la desembocadura del Aturri se enfanga
y no queda más remedio que desviar el río y situar
su desembocadura en Angelu, algo que consigue el ingeniero Louis
de Foix. Un siglo más tarde se convierte en centro diplomático
y militar, pero a su vez esto reporta pocos beneficios al comercio.
De esos años datan el Castillo Nuevo, la Ciudadela y el reforzamiento
del Castillo Viejo. En 1659, con la Paz de los Pirineos, le sobreviene
otro periodo de prosperidad; gracias a la pesca del bacalao en Terranova
y el comercio con las colonias francesas, la burguesía se
dedica a embellecer la ciudad. En cambio, con la revolución
de 1789 pierde su fuero y sus derechos portuarios, a la vez que
sus murallas romanas son adecuadas a las nuevas armas.
A finales del s. XIX, con el surgimiento de las Ferrerías
del Adour, la ciudad resurge una vez más, después
de haber pasado unas difíciles décadas posnapoleónicas.
Ya en el s. XX, no sufrió pérdidas importantes durante
la 1ª Guerra Mundial, pero en la Segunda estuvo en manos de
los alemanes hasta 1944.
LA GRAN BAIONA
Protegida entre murallas (algunas de tres metros de ancho), los
antiguos romanos eligieron el punto más alto de la ciudad
para su campamento, en lo que hoy ocupa la catedral. De todos modos,
lo primero que encontraremos en el centro viniendo de Angelu será
el Aturri a nuestra izquierda y el Ayuntamiento con el jardín
público, de estilo francés clásico, de fondo.
Aquí mismo se encuentra un quiosco de la época de
la Belle Époque, junto a la oficina de turismo.
Como ha quedado dicho, más adelante tenemos el Ayuntamiento
o el Teatro en la Plaza de la Libertad (lugar de guillotinaje durante
la Revolución). De aquí parten varias calles comerciales,
como la típica Port Neuf con sus numerosas tiendas, la más
elegante Víctor Hugo engalanada con balcones forjados de
los siglos XVII-XIX, o la Rue de Saliers, una de las más
animadas con sus casas medievales de madera y ladrillo. En el punto
donde se cruzan Víctor Hugo, Salies, Orbe y Port de Castets,
antiguamente funcionaba una "bolsa de comercio abierta",
justo en el centro de la zona peatonal.
LA CATEDRAL DE NOTRE DAME
La mayor obra maestra del gótico en Euskal Herria domina
toda la ciudad, situada como está en el punto más
alto de Baiona. Construida entre los siglos XIII y XVI en estilo
gótico flamígero, parece ser que se levantó
sobre un edificio romano y una iglesia románica.
A lo largo de su historia ha sufrido muchas pérdidas, sobre
todo a manos del fuego, pero el paso de la Revolución también
se dejó sentir aquí. Fijáos si no en los vacíos
tímpanos. Por otra parte, las largas agujas que apuntan al
cielo son de 1877. Tiene planta de cruz latina y cuenta con tres
naves. El coro y el ábside corresponden al primer periodo
del siglo XIII, y en la nave mayor podréis admirar sobre
todo los arcos ojivales (de hasta 27 metros) del s. XIV y las vidrieras
góticas con motivos del Génesis y los Evangelios.
De todas formas, la parte más espectacular de la Catedral
se encuentra en la entrada gótica de la sacristía,
con sus personajes evangélicos tallados con mimo. Por el
lado norte debemos también destacar sus impresionantes arbotantes.
El claustro (se entra por fuera), por otra parte, se encuentra sobre
un antiguo cementerio y es de estilo flamígero. Horas de
visita a la Catedral: 7:30 a 12 y 15 a 19 horas, los domingos de
15:30 a 18:30. La entrada es gratis, excepto el claustro, que cuesta
2,25 € por adulto.
Las calles que circundan al templo son de las más hermosas
de la ciudad, con casas tan bonitas como estrechas a lo largo de
todavía más estrechas calles coloridas y animadas:
Rue de Faures, de Luc, d´Espagne
EL CASTILLO VIEJO Y LAS MURALLAS
Al Château Vieux y sus cuatro gigantescas torres los encontramos
en la esquina de las calles Gouverneurs-Thiers y 11 de Noviembre.
No puede visitarse, pero, en cambio, donde antes se encontraba el
foso, hoy encontramos unos agradables jardines; entre otros, un
pequeño jardín botánico de estilo japonés,
abierto de 15 a 18 horas (y domingos por la mañana) de abril
a octubre.
Siguiendo por la calle 11 de Noviembre (gran monumento a los caídos)
y subiendo el Bv. Lachepaillet, podremos contemplar las estrechas
y alineadas casas tipo muralla que rodean las calles Lachepaillet,
Rempart y Tour de Soult. En este agradable paseo por las murallas
llegaremos al río Urrobi.
LA PEQUEÑA BAIONA
Baiona Ttipia o Petit Bayonne se encuentra entre los ríos
Errobi y Aturri y las murallas, en un sitio estratégico que
en principio ocupaba un fortaleza, justamente donde hoy tenemos
la Plaza Reduit con su estatua del Cardenal Lavegerie. En esta orilla
del Errobi estaban antiguamente los muelles para la carga y descarga
del comercio entre Baiona y Kanbo: Agustin Xaho (hoy mercado), Galuperie
(pórticos preparados para cobijar mercados, bajo coloridas
y hermosas casas) y el Muelle de los Corsarios, donde se ubica el
recién reabierto (llevaba años y años de reformas)
Museo Vasco con una extensa exposición sobre nuestra historia,
cultura y forma de vida.
Baiona Ttipia constituye la parte más animada de la ciudad;
para darse cuenta de ello, no hay más que pasearse por las
calles Cordeliers, Pannecau o Galuperie. Todas confluyen en la Plaza
St. André, al lado del cual se encuentra el Castillo Nuevo,
con sus torres redondeadas y muros de hasta tres metros de ancho.
En la calle Laffitte tenemos el Museo Bonnat, llamado así
en homenaje al pintor bayonés León Bonnat. Además
de sus pinturas y retratos, podéis admirar trabajos de todas
las épocas: Rubens, El Greco, Murillo, Goya
Horario
de 10 a 12:30 y de 14 a 18 excepto martes y festivos.
BARRIO DE SAINT ESPRIT
Al otro lado del Aturri tenemos la iglesia del mismo nombre, construida
desproporcionadamente en el s. XV, una sinagoga judía y más
arriba la Ciudadela (no se puede visitar) con forma de estrella,
que domina el barrio.
Territorio:
Altitud:
Población:
Vascoparlantes:
Extensión:
Densidad:
Fiestas: |
Lapurdi
5m.
41.778
sin datos
26 km2
1.607 hab./km2
Fiestas patronales(1a semana de agosto)
Feria del jamón (principios de abril)
Festival de jazz (mediados de julio)
Festival de teatro (octubre) |

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